lunes, 18 de octubre de 2010

Capitulo I

“Mas, tu, YaHWéH, permanecerás para siempre,
y tu memoria de generación en generación.
Te levantarás y tendrás misericordia de Tzión,
porque es tiempo de tener misericordia de ella,
porque el plazo ha llegado.
Porque tus siervos aman sus piedras,
y del polvo de ella tienen compasión.
Entonces las naciones temerán el nombre de
YAHWEH,
y todos los reyes de la tierra tu gloria;
Por cuanto YaHWéH habrá edificado a Tzión,

                                                             y en su gloria será visto”

Salmo 102:12-15



                                                                             I


De: Julia, sierva del Mesías por amor y entrega absoluta, escogida para preservar la verdad que me ha sido confiada por orden de Elohim1 nuestro Salvador.
A: Febe, hermana amada que llegaste a conocer la verdad antes que yo y como yo sigues unida a ella en confianza, manteniéndote en pie, firme y constante.
Paz sea contigo y con todos los hermanos de Cencrea2 que están allí llevando con tanta dedicación la tarea de promover la esperanza de vida eterna y la obediencia basada en la confianza en nuestro Adón.
Amada hermana a pesar de estar en prisión, estoy Feliz de saber que cuento contigo para continuar la tarea que me ha sido encomendada por Elohim por medio de Shaúl de Tarzo quien en su infinito amor y por el don que recibió de lo alto, vio en mí una sierva del Adón en cuanto me conoció, a pesar de saber mi pasado, en el que vivía en tinieblas, sometida a los designios del gobernador de los poderes del aire, quien aprovechándose de mi ceguera espiritual, me instaba a hacer cosas terribles, como la adivinación, la magia y la idolatría. En estos escritos que te envío con mi prima Persis, a quien ya conoces, hermana en la Fe y una fiel servidora del Mesías, voy a contarte a modo de testimonio como conocí a nuestro hermano amado Shaúl, como el me hizo conocer la verdad y a través de ella me convertí en una “hija de la luz”, emisaria de la Fe y amante fiel en el espíritu, de mi Salvador Yahshúa Ha Mashíaj.4 Adjunto a estas notas las cartas que nos enviábamos y los documentos que debes guardar con recelo absoluto ya que nos fue revelado por medio de profecía lo que va a suceder con el nombre de nuestro Santo Padre y el de su hijo. Debemos ocultarlos de las manos del ejército del emperador y de todos aquellos que le sirven, para que, cuando terminen las persecuciones y matanzas que estamos sufriendo, aquellos que sobrevivan, continúen con nuestra tarea de ser emisarios de la verdad y a través de ella puedan salvar de las tinieblas a los hermanos que están sumergidos en ellas, preservando las cosas tal cual nos fueron entregadas para que también las futuras generaciones puedan salir del máximo engaño al que estarán sometidos por el maligno.
Yo estaba de huésped por un tiempo, en la casa de mi Tía Priscila, en Pozzuoli, cerca de Roma, porque nos avisaron que estaba enferma y necesitaba quien la cuidara, desde hacía algún tiempo que Priscila estaba en la Fe.
Su marido Andrónico, profesaba adoración por Serapis5, pero después de conocer la verdad se convirtió a los caminos del Adón, su pariente Shaúl el apóstol fue quien le transmitió todo el conocimiento de la palabra, tras la muerte de su esposo, Priscila se dedicó incansablemente a proteger y darles asilo a los hermanos misioneros que perseguidos por el ejército romano bajo las órdenes del emperador Nerón, llegaban a refugiarse en casa de mi tía. Shaúl o Pavlos, como lo llaman los griegos, venía desde Malta en uno de sus viajes para promover la palabra del Adón como Él se lo había encomendado y se hospedó en casa de mi tía.
Allí lo vi por primera vez, me impresionó mucho su sencillez, su humilde pero pulcra vestimenta y la falta de equipaje. Claro que ésas eran las cosas a las que yo, en mi mundillo absurdo, prestaba mucha atención. Gracias a que se quedó varios días pude conocerlo más profundamente.
Al principio tomaba distancia de él y sus compañeros, aunque me causaban tremenda curiosidad las conversaciones que se entablaban entre ellos y Priscila; me asombraba el amor fraternal que se profesaban unos a otros, amor que yo nunca había experimentado. Como sabes, en mi hogar no se manifestaba ningún tipo de amor más que a los lujos y los placeres mundanos a los que mis padres se brindaban con mucho afán, y debo confesar que yo también de lo cual estoy muy arrepentida.
Estaba yo sirviendo la mesa y me iba a retirar a observar, como todas las noches desde otro lugar, a los comensales y sus entretenidas conversaciones cuando Pavlos me dijo:
-          ¿Por qué una mujer con un alma tan afligida decide alejarse y seguir desde la oscuridad observando como sus hermanos disfrutan de las “Buenas Nuevas”, en vez de elegir ella también ser protagonista y no só  lo espectadora de la luz?
Sus palabras traspasaron mi alma como una espada y entendiendo a lo que se refería respondí:
-          Quizá porque esta mujer tiene temor de descubrir que por la luz, debe renunciar a su antigua piel  mundana y vestirse con una renovada, dulce como la miel pero por la que debería pagar amargo precio.
    A lo que el me respondió:
-          Sucede que para esa vieja piel mundana está reservada la oscuridad más negra, para siempre, y el “precio amargo” que crees debes pagar por una piel blanca, bañada a la luz de la verdad, es nada más y nada menos que el desprendimiento de aquellos placeres puramente efímeros que no tienen siquiera comparación con la promesa dada por Elohim de vida eterna a aquellos que elijan hacer el bien siguiendo sus caminos.
No había duda del mensaje que me estaba dando. Era claro, lo supe desde siempre, algún día iba a llegar la hora de tomar una decisión que cambiaría mi vida por completo; mi abuela, que gustaba de la adivinación y hacía uso lucrativo de ella, de la que aprendí ese terrible talento que casi me lleva a la condenación eterna, fue la que vaticinó que yo no podría escapar de lo que el “destino” me tenía preparado, que ayudaría a mucha gente y que esa labor desinteresada me llevaría inclusive a dar mi vida. Claro que yo era muy pequeña cuando me dijo eso y su cara no fue de aprobación. Por el contrario se retiró meciendo la cabeza de un lado a otro en signo de negación y pronunciando maldiciones. A partir de ese día se empecinó más que nunca en enseñarme todo sobre las “artes demoníacas de la adivinación y la magia”. Pero como ya sabes, el llamado de Nuestro Padre, es como fuego que te consume, es más poderoso que cualquier fuerza “sobrenatural” y no puedes evitarlo.
Esa noche fue la noche en que comprendí que había vivido dormida y Shaúl había llegado por misericordia de Elohím, a despertarme.
Él me contó como, de perseguir hasta el cansancio a aquellos que servían al Mesías,  arrastrarlos a los tribunales y condenarlos a muerte, se convirtió en un emisario de Yahshúa de Nezaret. Los detalles, por supuesto, ya los conoces.
A medida que más sabía, mas deseaba Fervientemente “acercarme a la luz” y tomé la decisión; una tarde llegué hasta donde estaba Shaúl dando la palabra a un grupo de personas reunidas cerca de la orilla del mar y, cuando hubo terminado, me acerqué y le dije que quería ser inmersa  no solo en las aguas, sino en el Espíritu y en la sangre redentora de mi Salvador y del pacto eterno. Cuando terminé de decir esto me tendí sobre sus pies y lloré sin parar. Mi alma estaba quebrada y terriblemente arrepentida de haber rechazado durante tanto tiempo a Aquel que en su infinito amor había dado la vida por mí.  No sólo lloré, también vomité, como si todo lo que tenía en mi interior fuera algo en descomposición, que hasta ese momento creía no me había hecho daño alguno. Vomité odios, rencores, envidias, celos, recuerdos de mi pasado tormentoso lleno de pasiones irrefrenables que debilitaron mi cuerpo y lo dejaron con heridas, heridas que eran sanadas en ese momento por el amor incondicional con el que era perdonada y justificada, pero no sólo por mi arrepentimiento, sino por el sacrificio de nuestro Cordero Redentor, sin mancha, como ningún otro y como no podría haber sido de otra manera.
Mi cuerpo temblaba, estaba muy debilitada, Shaúl se inclinó para darme fuerzas y llevarme hasta las aguas para purificarme. Allí nací de nuevo y me convertí en una creación renovada.
Acompañé a Pavlos cada vez que pude, escuchaba sus enseñanzas y era testigo de los milagros que realizaba por el poder que le había sido impartido de nuestro Padre Celestial. Aprendí como debía conducirme ya que había elegido ser una discípula del Rabino Yahshúa ha Mashiaj y Pavlos era el emisario de sus palabras, con las que me instruía a mí y a más personas, entre ellas a mi prima Persis que venía de Neápolis para quedarse con nosotros en la casa de tía Priscila, porque sus padres habían sido asesinados en un saqueo6. Persis fue una compañía inseparable e incondicional para mí, hasta el día de hoy. Tomó con total naturalidad la decisión de darse a los servicios de Elohim, conocía los hechos desde antes, ya que hasta entonces, había sido de poder público y extensamente relatada la historia de Yahshúa. Como Shaúl debía, en unos días, partir hacia Roma y sabía que era muy probable que no nos viéramos nunca más, me dejó encomendadas unas misiones. La primera, que exaltara el nombre de Nuestro Santo Padre donde fuera que estuviera, la segunda ir a Qumran para llevar unos escritos a unos hermanos de esa comunidad y quedarme allí en la casa de tu padre en Quirbet para poder meditar en la palabra y reforzar mi Fe. Allí me aportarían datos que eran importantes para continuar con las labores que Elohim tenía destinadas para mí. Las otras misiones están detalladas en las cartas que él me escribió.
La despedida fue muy dura para todos, mi tía no dejaba de llorar y yo por mi lado, sentía que una parte de mí se iba con él. Si es la voluntad de Nuestro Padre celestial que aquí en este mundo no nos veamos más, yo mantengo viva la esperanza de que, por medio de la promesa dada por Elohim, tendremos vida eterna si seguimos sus caminos y aceptamos a su Hijo. Seguramente nos veremos de nuevo...
 Referencias
 1. Dios (Proveniente de la palabra griega Deus) y Señor son apelativos que son usados como reemplazos tradicionales al nombre del Creador. Diccionario Cristiano Strongs
Dios, una palabra común teutónica para un objeto personal de adoración religiosa, anteriormente aplicada a seres súper-humanos de mitos paganos; desde la conversión de las razas teutónicas al cristianismo, el término fue aplicado al Ser supremo. Enciclopedia Americana                                           
Elohim era el término hebreo que utilizaban los hebreos para reFerirse al creador cuando no utilizaban su Santo Nombre debido a que las otras denominaciones  pertenecían a  cultos paganos. Hoy en día se sigue utilizando.
2. Cencrea .- Puerto pequeño del golfo Sarónico, actual golfo de Egina , perteneciente a la ciudad antigua de Corinto en Grecia. Destruida por los godos en el 395 D.M.(Después del Mesías). Enciclopedia Encarta.
3. Adón.- Palabra hebrea que significa Amo.
4. Yahshúa ha Mashiah.- Nombre de nuestro Salvador. Como era Judío su nombre completo es Yahoshúa Ben Yosef , que en la forma abreviada significa Salvación. Ha Mashiah, el Mesías, literalmente el Ungido. Nuevo testamento con las raíces Hebraicas restauradas, Traducción de Diego Ascunce.
5. Serapis.- (Mitología griega y egipcia) Dios de la Fertilidad y de la medicina y soberano de los muertos en Tártaro, El culto a Serapis se difundió a través del mundo antiguo y del imperio Romano. Enciclopedia Encarta
6. Nerón.- Emperador de Roma (54-68 D.M.) para financiar sus espectáculos entre otras cosas saqueaba las casas y los comercios de los habitantes de Italia y las provincias.


No hay comentarios: